La demencia tiene un precio cada vez mayor. Según un estudio publicado en la revista ‘The New England Journal of Medicine’, en EEUU supuso en 2010 un coste entre 157 y 215.000 millones de dólares, muy similar al de las enfermedades coronarias e incluso superior al del cáncer. 

Lejos de mejorar estas cifras, y dado que se espera que incremente el número de afectados por deterioro cognitivo (por el aumento de la esperanza de vida), el análisis sugiere que el coste de la demencia podría duplicarse en 2040. Ante tal expectativa, y con el “objetivo de que los gobiernos tomen medidas”, los autores de esta investigación intentanfacilitar datos lo más exactos posibles.

El cálculo del coste de la demencia es “todo un desafío. Primero, porque la demencia coexiste con otras enfermedades propias de la edad, y segundo porque en muchos casos son los familiares quienes se hacen cargo del cuidado del paciente”, argumenta Michael Hurd, responsable de este trabajo y economista de la  Corporación RAND, un instituto de estudios californiano.

De la misma opinión se muestra Jesús María Rodrigo, director ejecutivo de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (Ceafa). La demencia tiene un ‘precio’ indirecto “referido, por ejemplo, a las personas que se ven obligadas a abandonar el mercado laboral para dedicarse al cuidado de un familiar con Alzheimer”.

A diferencia de estudios anteriores, aseguran los investigadores, este trabajo excluye precisamente los gastos indirectos que se puedan derivar de la demencia. De esta manera, el coste de esta enfermedad se reduce de los 159.000-215.000 millones de dólares a 109.000 millones, cifra que se asemeja al coste sanitario directo de las enfermedades coronarias (102.000 millones de dólares) pero que sigue superando al del cáncer(77.000 millones de dólares).

Lo cierto es que, después de analizar varios estudios sobre la salud en estadounidenses mayores de 51 años, “observamos que a partir de los 71, el 14,7% desarrollaba demencia y entre el 75% y el 84% de los gastos que conllevaba este trastorno no eran sanitarios directos, sino que se debían al ingreso en residencias y a los cuidados (formales o informales) en el hogar”.

En España ocurre lo mismo, explica Leocadio Rodríguez Mañas, jefe de servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe (Madrid). “El 80% de los gastos se producen a medio y largo plazo por cuestiones sociales cuando la persona con Alzheimer pierde autonomía y se hace dependiente (necesita a alguien para realizar las tareas diarias, por ejemplo, comer, vestirse, etc.)”. Es decir, “el enfermo de Alzheimer no es especialmente costoso. Lo caro no es la enfermedad sino la dependencia y esto es lo que habría que intentar retrasar”.

IMPACTO ECONÓMICO

Los hallazgos de este análisis, subrayan los autores del trabajo, “hacen hincapié en la urgencia y necesidad que hay de invertir más esfuerzo para desarrollar un plan que minimice el impacto económico de la demencia en la sociedad”. En 2011, Obama impulsó un proyecto nacional de investigación del cerebro con “el objetivo de encontrar nuevos tratamientos y ofrecer una asistencia mejor”, plan que acaba de presentar esta semana y que cuenta con una inversión de 100 millones de dólares.

Según el geriatra español, “este tipo de estudios [como el que publica ‘NEJM’] ayudan a reflexionar sobre cómo se deben enfocar los sistemas de salud, especialmente en las personas mayores, para retrasar el deterioro cognitivo y la pérdida de autonomía en la medida de lo posible”. ¿Cómo? Tratando la comorbilidad asociada, con fármacos específicos, potenciando la vida social, etc.

FACTORES VASCULARES

Otra investigación, publicada en la revista ‘Neurology’, y que está basada en los datos de 7.830 personas con una edad media de 55 años, da algunas pistas sobre esta cuestión. Asegura que los factores de riesgo cardiovascular, como el colesterol alto o la hipertensión, no sólo aumentan la enfermedad cardiaca y los accidentes cerebrovasculares, sino que tienen también un impacto negativo en las habilidades cognitivas. De estos resultados se extrapola que para retrasar la demencia sería recomendable vigilar algunas condiciones vasculares. Coste económico en España.

Dada la prevalencia e incidencia del Alzheimer en EEUU y en España (en nuestro país hay más de 800.000 personas afectadas), se puede decir que “hay una correlación” entre los costes económicos observados en este trabajo estadounidense y los españoles. “Según un estudio que realizamos en Ceafa (en 2004), el coste de la demencia en nuestro país supera los 24.000 millones de euros, una media de 30.000 euros por paciente y año”.

El año pasado, asegura, el especialista, “la OMS lanzó un informe avisando a los estados para actuar, ya que la demencia va a representar un problema que ningún estado va a ser capaz de abordar”. Cuando pierden autonomía, necesitan cuidados las 24 horas del día, los siete días de la semana, todos los días del año y esto supone un fuerte impacto económico para la sociedad.   Por estas razones, “reivindicamos, por ejemplo, una Ley de Protección para Alzheimer, el enfermo y sus cuidadores familiares, protección laboral, algo similar a las bajas maternales o el aumento de exenciones fiscales que cubran los gastos indirectos”.

Fuente: elmundo.es

Esta noticia contrasta con la públicada en www.eluniverso.com. En la que explica que la enferdad de alzheimer es la enfermedad más cara.

El cáncer y las cardiopatías son las principales causas de muerte en Estados Unidos, pero el mal de Alzheimer es la enfermedad más onerosa pues representa para las familias y la sociedad un costo de entre 157.000 y 215.000 millones de dólares al año, de acuerdo con un nuevo estudio que examinó esa diferencia a detalle como nunca antes.

El mayor gasto del Alzheimer y otros males demenciales no son los medicamentos ni los otros tratamientos médicos, sino la atención que las personas mentalmente discapacitadas necesitan para sobrellevar su vida cotidiana, descubrió la organización sin fines de lucro RAND Corp. en su investigación.

La investigación presenta también lo que según expertos es el cálculo más confiable sobre el número de los estadounidenses con demencia, alrededor de 4,1 millones. La cifra es menor a la generalmente citada de 5,2 millones, computada por la Asociación del Alzheimer mediante un conteo que incluyó a personas con discapacidades menos severas.

“La conclusión aquí es la misma: la demencia está entre las enfermedades más costosos para la sociedad, y necesitamos atender esto si vamos a ponernos de acuerdo con el costo para los sistemas Medicare y Medicaid”, dijo el director de políticas públicas de la Asociación del Alzheimer, Matthew Baumgart sobre los planes estadounidenses de atención médica a jubilados y pobres, en ese orden.

Los gastos directos del Alzheimer, entre medicinas y asilos para discapacitados, son 109.000 millones anuales en dólares del 2010, refirió el estudio de RAND. En cambio, el costo es de 102.000 millones de dólares por las enfermedades cardiacas y de 77.000 millones de dólares para el cáncer.

La atención informal dada por parientes u otras personas eleva el gasto total de la demencia, en función de la manera en que sean evaluados ese cuidado y los salarios perdidos.

“El costo de la atención informal es sustancialmente más alto por la demencia que por el cáncer y las enfermedades cardiacas”, dijo Michael Hurd, economista de RAND que dirigió la investigación. El trabajo fue patrocinado por el gubernamental Instituto Nacional sobre la Vejez y será publicado el jueves en la revista New England Journal of Medicine.

Sexta causa de muerte en EE.UU.
El Alzheimer es la forma más común de demencia y la sexta causa de muerte en Estados Unidos y su prevalencia aumenta conforme la población envejece. Los pacientes viven de cuatro a ocho años en promedio una vez que recibieron el diagnóstico, pero algunos viven 20 años. Para los 80 años, un 75% de las personas con Alzheimer estará en un hogar para discapacitados, en comparación con solo 4% de la población general, precisó la asociación.

En el nuevo estudio, los científicos comenzaron con unas 11.000 personas en un prolongado sondeo gubernamental de salud de una muestra representativa de la población nacional. De esos individuos, los investigadores aplicaron a 856 una serie de exámenes amplios para determinar cuántos tenían demencia, y proyectaron esa cifra respecto al grupo total para determinar el índice de prevalencia,  casi 15% de las persones mayores de 70 años.

El gobierno no tiene una cifra oficial, aunque recientemente ha dicho que hay “más de cinco millones” con demencia.

La parte más preocupante del estudio es la tendencia de que existe una población que envejece y menos jóvenes “capaces de asumir un papel informal de atención”, dijo eldirector del Instituto de la Vejez, el médico Richard Hodes.

“La mejor esperanza para cambiar este futuro aparente es hallar la manera de intervenir” y prevenir el Alzheimer o cambiar su curso una vez que se desarrolle”.

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